En Colombia, uno de los puntos calientes de biodiversidad del planeta, empiezan a florecer empresas dedicadas a la exportación de especies animales raras y exóticas como mariposas, escarabajos, peces y ranas.
Sobre todo, a países como Estados Unidos, Canadá, Japón y los Emiratos Árabes Unidos.
Este “biocomercio” visto con inquietud por los ecologistas.
Son 1.
250 las pequeñas empresas colombianas que se dedican a ello, según cifras gubernamentales.
A lo que hay que añadir los traficantes ilegales.
Por ello, las empresas se defienden asegurando que actúan en completa legalidad, respetando la integridad de los animales.
Otro producto buscado es el de capullos de mariposas, que son envasados en atractivas urnas transparentes.
Así, los aficionados pueden ver la larva crecer.
En los últimos cinco años, una empresa ha exportado mariposas a países como los Países Bajos, Gran Bretaña, los Estados Unidos y Francia, con ventas anuales de cerca de 75.
000 dólares.
También los peces exóticos están metidos en este negocio.
Coleccionistas y empresarios de países del Extremo Oriente, como Singapur, Corea del Sur y China, compran peces de Colombia a través de una cooperativa de pescadores, Coopesca, cuyo director es José Arturo Gómez.
Por cada manta ray que capturan en el río Orotoy, los pescadores locales no reciben más de 50 centavos de dólar, pero en Singapur, Malasia o Japón su precio es de más de 80 dólares.
En paralelo al comercio de animales exóticos, hay el tráfico ilícito que, de acuerdo a María Sánchez, coordinadora de la Policía Ambiental, está gestionado por una poderosa red internacional.
En 2008 solamente, las autoridades colombianas confiscaron 54.
000 animales exóticos destinados a la venta tanto dentro como fuera del país.
Vía
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