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Científico demanda pruebas urgentes del BPA

Lo del Bisfenol A, o BPA, es como para echarse a temblar.
Ahora un científico inglés, un tal David Melzer, pide investigaciones urgentes para averiguar de qué modo este controvertido químico, presente en productos como biberones, latas, envases de alimentos y botellas, se mete en nuestro organismo y lo fastidia.

De nuevo siguen goteando malas noticias sobre el BPA, y de nuevo se habla de su peligrosidad para la salud.
Pero esta vez la cosa no trata de estudios que lo consideran seguro o de otros que hacen todo lo contrario, vinculándolo con el cáncer de mama, daños el hígado, enfermedad cardíaca, obesidad, diabetes, enfermedades metabólicas, defectos de nacimiento o problemas de fertilidad.

Esta vez la cosa va más allá.
Este académico de la Universidad de Exeter no sólo insta a los fabricantes a reducir el BPA en los envases de alimentos y contenedores, como botellas o biberones.
Sobre todo, reclama una respuesta científica (o sea, dinero para encontrarla) a la pregunta del millón.
Tal y como dijo Melzer en una conferencia en la Royal Institution en Londres: “Todos los días se producen millones de libras de este compuesto, pero todavía no sabemos cómo se introduce en los seres humanos”.

Además, Melzer considera que los productos que contienen BPA deberían someterse a rigurosos controles y pruebas de seguridad, similares a las que se realizan con los medicamentos nuevos.
En palabras del científico:Creo que el BPA afecta a un gran número de personas y que es razonable que una proporción pequeña de los costes de BPA se dedique a someterlo a evaluaciones para resolver de una vez por todas si este compuesto es bio-activo en los seres humanos.
(Traducción libre)Lo que no necesita estudio, porque ya se ha hecho, son estas preocupantes conclusiones: debido a que la sustancia química imita la hormona sexual femenina (estrógeno) muchos científicos creen que interfiere con las hormonas por la manera en la que el cuerpo la procesa.
Además, los expertos estiman que el BPA es detectable en más del 90 por ciento de las personas.
En concreto, un estudio realizado por el profesor Melzer, encontró cambios en las hormonas sexuales asociados con la exposición a BPA en los hombres, demostrando previamente que las personas con niveles de BPA en la sangre más altos de lo normal son más propensos a sufrir de enfermedades del corazón.
Ante este panorama, creo que la reacción lógica del consumidor debería ser la prevención.
O, dicho en lenguaje popular: lo mejor es no tocar las orejas a un animal desconocido.
Algo que ya ha hecho Dinamarca, donde para los menores de tres años se ha prohibido este compuesto, utilizado para endurecer el plástico en cajas de cds, cubierto desechable, revestimiento de latas de comida, bebida, biberones, y un largo etcétera de productos de uso doméstico.
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