Las ventas de automóviles en China crecen sin cesar, superando todas las previsiones.
En porcentajes, la adquisición de coches, que además son fabricados en el país, ha aumentado un 36% con respecto al 2009.
Si la tendencia sigue, este 2010 se venderán más de 17 millones de coches, según espera la Asociación China de Fabricanes de Automóviles (CCPA) lo que supondría aumentar terriblemente la dependencia china del petróleo importado.
Para que os hagáis una idea de su situación: a finales de agosto pasado, la dependencia alcanzó el 55%.
Con los 13,6 millones de vehículos vendidos en 2009, China ya se convirtió en el primer mercado mundial del automóvil, desbancando a los Estados Unidos.
Pero todavía no ha tocado techo: en los primeros nueve meses del año, el crecimiento del sector creció en casi un 36%.
En cifras mundiales, este año se espera que China suponga más de un cuarto de la producción mundial de automóviles.
Aunque la expansión del sector ha mejorado la economía del país, también ha despertado una gran preocupación por el agravamiento de los problemas de tráfico, los niveles de contaminación que sufren y la demanda de energía que ya supone y va a suponer en el futuro.
El motor de esta descontrolada industria automovilística son las clases medias, que están desarrollándose rápidamente en el país, disparando la venta de este bien de consumo duradero.
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