¿Eres de los que cumplen con los consejos del dentista y respetan los mandamientos del buen ecologista? Pues entonces serás de los poquísimos que renuevan el cepillo de dientes cada 3 meses y, además, intentan reciclarlos, algo sobre lo que Ecologiablog puede darte un buen puñado de ideas útiles.
Antes de abrir fuego con las propuestas para dar un segundo uso al cepillo de dientes, te sugerimos que lo escaldes como paso previo al reciclaje.
Sumergirlo durante 20 minutos en agua hirviendo lo desinfectará, dejándolo perfecto para su próxima vida, sobre todo si vas a utilizarlo en asuntos de limpieza doméstica y similares.
En fin, al grano: un cepillo de dientes usado puede servirte para multitud de cosas dentro y fuera de casa.
Pero, ojo, sepáralos bien de tu cepillo, no vayas a metértelo en la boca cuando menos te des cuenta.
No te costará hacerlo si lo guardas junto a los estropajos de la casa, pues así no sólo los alejas del cuarto de baño, sino que logras un buen aliado para llegar a los rincones más difíciles de cazuelas, sartenes y demás cacharros de la cocina.
Tenlo cerca del fregadero también para limpiar cubiertos muy sucios (obran maravillas entre las púas de los tenedores).
De la misma manera, facilitan llegar a cualquier rinconcito de la casa al que no puedas acceder con el paño, por ejemplo.
Ten en cuenta esta pequeña gran herramienta cuando te dispongas a limpiar a conciencia las juntas de los azulejos (te ahorrarás comprar productos específicos), grifos, fregaderos o ventanas, ya que con ellos eliminarás fácilmente la suciedad incrustada.
Los cepillos de dientes son ideales para darle un respaso a las herramientas y útiles de bricolaje, o eliminar manchas en bancos, sillas, puertas, mesas, etc.
¿Y el teclado del ordenador? Por supuesto, y también los mandos a distancia de la tele, del climatizador, así como de otros electrodomésticos, etcétera, etcétera, etcétera.
Pasando al uso cosmético, el viejo cepillo de dientes rejuvenece, pues nos sirve para cepillar las cejas, suavizar talones o codos, en este caso frotando la piel mojada con limón y unas gotitas de jabón, o también para quitarnos frotar sobre manchas de bolígrafo, restos de tatuajes de quita y pon, etc.
La joyería también podemos limpiarla con bicarbonato y un cepillito de dientes, que nos permitirá los mejores resultados en las joyas con mucho adorno.
Sus usos son casi infinitos: limpiar las cadenas de la bici o sus rincones más inaccesibles, eliminar manchas sobre tejidos resistentes, limpiar los lugares difíciles de los zapatos sobre todo en las suelas después de pisar barro.
Y si venimos del jardín con las manos perdidas de tierra, las uñas nos quedarán como nuevas frotando con un… sí, lo has adivinado, con un cepillo de dientes reciclado.
Vía
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