El domingo, todos adelantamos nuestros relojes una hora.
Casi todos, pues todavía siguen llegando tarde a las citas algunos rezagados.
El objetivo de esta acción, que realizamos todos los años, es aprovechar la luz natural una hora más.
¿Y por qué no aprovecharla dos hora más? Esa pregunta está planteando a los británicos una campaña de la iniciativa 10:10, llamada Lighter Later, proponiendo que, en vez de una hora, se adelanten los relojes dos horas.
El efecto del adelanto de una hora en el reloj puede no ser evidente en la mañana, pero sí que lo es en la tarde y noche.
Imaginaos dos.
En el caso del Reino Unido, habría luz solar hasta las 22:00.
El uso de luz artificial se reduciría a una porción más pequeña de la jornada.
De acuerdo con la campaña, implicaría un recorte de al menos 447 mil toneladas de CO2 cada año, el equivalente a más de 50 mil coches siendo conducidos alrededor del mundo.
Entre 1968 a 1971 el Gobierno británico realizó un experimento para saber qué pasaría si se mantuviera el horario GMT+1 hora durante todo el año.
El principal resultado fue una reducción de 3% en el número de muertes en carretera.
Un proyecto de ley de ahorro energético de 2006, que abogaba por experimentar durante tres años con un adelanto del reloj de una hora durante todo el año, algo que ya se había probado durante la Segunda Guerra Mundial.
Al investigar sobre esta nueva campaña de 10:10 me he enterado de algunas cosas interesantes que desconocía.
Por ejemplo, no sabía -¿todo el mundo lo sabe?- que las siglas GMT que aparecen junto a los husos horarios significan Greenwich Mean Time o Tiempo Medio de Greenwich, el tiempo solar medio en el Observatorio Real de Greenwich, en el Reino Unido.
Es la referencia para establecer la hora en todos los husos horarios.
Pero no es la única referencia en este sentido.
Aunque aún se siguen utilizando la siglas, el GMT fue sucedido por el Tiempo Universal Coordinado o UTC, que está basado sobre los relojes atómicos.
Entre ambos relojes -solar y atómico- existe un segundo de diferencia, así que a principios de la década de 1970 se sincronizaron y desde entonces cada año se suma un segundo a los relojes atómicos.
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