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700 ordenadores a partir de basura electrónica en tres años de trabajo, se espera que 2.
500 a finales de este año, para ser distribuidos en escuelas, jardines de infancia, ONG’s y centros de informática.
Es el fantástico balance del Centro de Recuperación de Computadoras (CRC) de la sureña ciudad brasileña de Porto Alegre, ciudad de 1,5 millones de habitantes que es la capital del estado de Rio Grande do Sul.
El proyecto, que forma parte del Programa Brasileño de Inclusión Digital, recicla los ordenadores y componentes electrónicos del gobierno federal, bancos, empresas y ciudadanos, que de otra forma acabarían en vertederos y contaminando el medio ambiente.
Al igual que en centros similares instalados en los estados de Minas Gerais, Sao Paulo y Brasilia, el de Porto Alegre se encuentra en un barrio periférico, en concreto en un pabellón instalado en la sede del Centro Social Marista (Cesmar) de la ciudad.
88 jóvenes del barrio están becados para que aprendan a desmontar, reparar, rearmar y montar equipos, además de instalarles software libre para que puedean funcionar.
De paso, también están aprendiendo cómo reparar teléfonos móviles, altavoces, incluso ventiladores, o cómo convertir una pantalla de ordenador en un cartel luminoso para publicidad.
Y es que todo lo que llega al CRC se aprovecha.
Incluso las piezas que no pueden ser reparadas sirven para algo: se desmontan y son estudiadas en las aulas de robótica.
También llegan al patio del Cesmar objetos que, como máquinas tragamonedas, han sido donados por las autoridades, con la condición de que se reaprovechen sus componentes, tras ser incautadas.
La madera de esas máquinas también se usará para fabricar bancos, adornos y mesas, en lo que es un nuevo proyecto que se iniciará este año para crear a la vez nuevos oficios.
Más usos para el reciclaje: el arte.
Aquella basura electrónica que no puede aprovecharse se convierte en arte.
Y es que, tal y como reconoce Tarcísio Postingher, coordinador técnico del Centro, “la tecnología evolucionó tanto que ya no puede funcionar con los modelos actuales”.
Así que, por ejemplo, un viejo y voluminoso computador IBM sirve para pintar grafitis sobre él con decoraciones relacionadas con la Pascua.
Otros componentes se convierten en cuadros, otros en esculturas.
Paralelamente, empieza a nacer en Brasil un mercado de empresas dedicadas a recoger la basura electrónica (que aquí se conoce como “e-lixo”).
Una de estas empresas es Lorene, que procesa unas 200 toneladas al mes de componentes informáticos, residuos de telefonía móvil y otras piezas de electrónica.
De ese proceso de purificación se recuperan metales nobles como oro, plata, platino, paladio y cobre, que retornan al ciclo productivo, reduciendo así la demanda y extracción de minerales de la naturaleza.
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