Ayer fue un día para recordar en Moscú: la temperatura alcanzó los 37,4 grados Celsius.
No parecerá demasiado en esta nuestra Península Ibérica, pero en los registros de la capital rusa, que datan de hace 130 años, no constaban una temperatura tan alta.
Los moscovitas han vivido este día envueltos en el humo emitido por la turba incendiada.
De acuerdo con las autoridades, 34 incendios de turba y 26 incendios forestales ardían ayer en los alrededores de Moscú, abarcando 59 hectáreas.
El organismo del gobierno de Moscú que supervisa la contaminación del aire, Mosekomonitoring, ha dicho que la cantidad de impurezas en el aire superó la norma por 5-8 veces.
Economic Times dice que Greenpeace Rusia ha advertido que los habitantes de la ciudad tendrán que inhalar este smog durante otros dos meses.
Además, Gennady Yeliseyev, jefe de la agencia estatal de meteorología de Rusia, advirtió que mañana miércoles este recién establecido récord puede romperse.
Vía
Las lluvias torrenciales y sus efectos en la población y la infraestructura española
Análisis de la situación en Paiporta y la respuesta del gobierno ante la crisis