La bacteria escherichia coli, E.
coli para los amigos, no es muy amigable, que digamos.
Su nombre evoca enfermedades, intoxicaciones alimentarias y otras cositas feas, feas.
Pero no sólo nos viene algo malo de ella: también puede ser la clave del futuro de las energías renovables.
Tanto ha frecuentado los laboratorios esta malévola bacteria, que tarde o temprano le tenía que tocar darnos alguna buena noticia.
Frecuentemente utilizada en experimentos de genética y biotecnología molecular, ahora está siendo modificada genéticamente para producir biodiesel.
Sería un biocombustible derivado de los ácidos grasos de este organismo, tal y como explica Desmond Lun, profeso de informática en la Universidad de Rutgers, en New Jersey, Estados Unidos, quien, junto con su equipo, está investigando la forma de alterar la composición genética de E.
coli para obtener energía verde.
“Si podemos hacer ingeniería con estos organismos biológicos para producir combustibles biodiesel, inventaremos una nueva forma de almacenar y utilizar la energía“, dice Lun.
Aunque en realidad su método no es nuevo, ya que emula anteriores intentos de lograr biocombustibles a partir de elementos naturales, como se hizo con la fabricación de etanol a partir del maíz.
De lograrse, el resultado sí sería una gran novedad pues, a diferencia del maíz, la obtención del E.
Coli saldría más barato.
En palabras de Lun:Está generalmente aceptado que crear combustible de fuentes de alimento no es muy sostenible.
Es demasiado caro y compite con las fuentes de nuestros alimentos.
Una alternativa es modificar el microorganismo E.
coli para que utilizar la sobreproducción de ácidos grasos en la obtención de biodiesel.
(Traducción libre)En estos momentos, el proyecto está en pleno desarrollo, y la función de Lun es reforzar la producción de ácidos grasos en las bacterias alteradas genéticamente, allanando el camino para el desarrollo de biocombustibles.
Lun está colaborando con investigadores de la Universidad de Harvard para hacer realidad este objetivo.
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