Para los amantes de los animales, hay pocos espectáculos tan bellos como contemplar a una mona amamantando a su cría.
Pero en esta ocasión vamos a hablar de la parte más triste de la relación entre madre e hijo, pues científicos han descubierto que las monas podrían expresar el dolor por la muerte de sus crías bebiendo su propia leche.
Que una mona beba de su propia leche es un comportamiento rara vez descrito por la ciencia, pero en esta ocasión se ha observado que los monos de Berbería (Macaca Sylvanus) lo hicieron con más frecuencia tras la muerte de su cría.
Así, los científicos especulan que el dolor exageraría esta acción para aliviar el estrés de la pérdida o incrementar su sistema inmunológico.
Las especulaciones son eso, deducciones lógicas a partir de lo visto y, sea cual sea la causa, el comportamiento parece ser culturalmente aprendido, pues sólo se dio en uno de los dos grupos de monos que observaron el doctor Bonaventura Majolo y su estudiante de doctorado, Richard McFarlan, cuando en las montañas del Atlas de Marruecos.
Majolo señala que éste es el primer estudio que vincula la auto-succión con la muerte de la cría, y que hasta ahora los científicos sólo lo habían observado en los chimpancés y en las cabras ferales: Observamos auto-succión por casualidad, mientras estábamos recogiendo datos de los monos para otros proyectos.
Si bien cada hembra daba de mamar a su bebé en un pezón, brevemente metía su otro pezón en su boca, dejándolo allí por un segundo o dos, antes de mover a su hijo al otro pezón.
Sobre esto, nosotros sospechamos que este comportamiento ayuda a estimular o mejorar el flujo de leche, lo que ayuda al niño a la alimentación.
Sin embargo, poco después, las cuatro monas perdieron a sus hijos.
Después de la muerte de sus pequeños, estuvieron mucho más tiempo de auto-succión, de hasta dos minutos de duración en cada ocasión.
(Traducción libre)Los científicos quedarían asombrados y emocionados al comprobar que Jessica, una macaca que fue vista con su cría muerta en brazos durante seis horas después de morir, estuvo auto succionando su leche durante 106 días consecutivos después de la muerte de ésta.
Los detalles del hallazgo se publicaron en el American Journal of Physical Anthropology, donde apuntan que sólo pueden especular sobre la causa, sugiriendo algunas: ser una manera de recuperar la energía que había invertido en la crianza y en producir la leche; ayudar a aliviar los senos congestionados, o a fortalecer su sistema inmunológico.
O, la explicación “más interesante”, según Malojo, para hacer más llevaderas las consecuencias emocionales de la pérdida de un bebé.
Majolo apoya su preferencia por esta explicación recurriendo a la función que cumple la lactancia en los seres humanos y otras especies, “reduciendo el estrés a través de la liberación de prolactina.
Por tanto, es posible que la auto-succión sirva para reducir el estrés generado por la pérdida del bebé”.
El equipo de investigación volverá a observar nuevos grupos de monos para averiguar si el comportamiento es culturalmente aprendido o si se trata de una reacción generalizada en todas las poblaciones de macacos.
Vía
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