Primero fueron los tornados y las lluvias torrenciales, y de aquellos barros, vienen ahora estos lodazales.
Tanta agua caída del cielo se sumó al derretimiento de las nieves y nutrió el caudal del poderoso Mississipi hasta hacerlo reventar, provocando inundaciones catastróficas, cuyos daños no podrán calcularse de forma concreta hasta que las aguas comiencen a retirarse.
Los más viejos del lugar no recuerdan nada parecido desde 1937, cuando las inundaciones del Mississippi marcaron un hito histórico.
Ahora, la pesadilla se repite, al menos en la ciudad de Menphis, donde se ha registrado el nivel de agua más alto desde aquel año.
En el resto del territorio afectado, desde Arkansas a Illinois, más de un millón de hectáreas de tierras de cultivos han sufrido el desbordamiento de cientos de ríos y arroyos afluentes del Mississippi.
Los expertos sospechan que los niveles de las inundaciones están rompiendo todos los récords, pero no pueden concretar su dimensión hasta que la situación se calme.
Según los últimos partes meteorológicos, la crecida avanzó hoy hacia los estados de Luisiana y Mississippi, después de castigar severamente a la ciudad de Memphis, donde se ha paralizado la actividad de la ciudad y se han producido pérdidas económicas millonarias.
La situación es considerada de extrema gravedad, por lo que se ha declarado estado de emergencia en la zona afectada, aunque se temen sus consecuencias en todo el país.
Por lo pronto, los precios de la gasolina aumentaron más de un 2 por ciento en Nueva York por el temor de los operadores de que las inundaciones afecten las refinerías del sur del Mississippi.
Igualmente, se teme que las inundaciones retrasen o impidan la siembra de arroz en Arkansas, lo que supondría perder un diez por ciento del total sembrado en el país, tercer exportador mundial de este cereal.
Todo depende del futuro comportamiento del caudal del Mississippi, el mayor río de toda América del Norte.
Puedes seguir la evolución a través de las imágenes vía satélite que va tomando la NASA.
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