El reciente conflicto militar en la franja de Gaza puede entenderse como una lucha por el control de un importante yacimiento de gas natural en las aguas territoriales de la Autoridad Nacional Palestina.
Israel necesita ese gas, pero interrumpió las negociaciones para comprárselo a sus dueños justo antes del inicio de la escalada bélica porque no estaba de acuerdo con las condiciones económicas.
En el año 2000 un yacimiento de gas natural valorado en 4 billones de dólares fue descubierto en el subsuelo marino a 36km de la costa de Gaza, en una zona bajo control palestino según los acuerdos internacionales.
La empresa British Gas Group (BG) , un holding de inversiones libanés y la Autoridad Nacional Palestina formaron un consorcio para su explotación.
El gobierno palestino recibiría un 10% de los ingresos de la actividad de extracción.
Las negociaciones empezaron para vender el gas producido a un Israel necesitado de energía, como podemos leer en su prensa.
Su electricidad proviene en la actualidad en un 70% del carbón y en un 30% del gas natural, que está resultando un recurso un poco crítico, como en Europa.
Los recursos propios de gas de Israel están a punto de agotarse, cuestión de 1 o 2 años, y Egipto – uno de sus principales proveedores de este combustible – está jugando un poco la baza política y este año sólo les ha suministrado la mitad de lo acordado.
Cuentan con instalaciones de regasificación, de manera que pueden importar gas natural licuado para abastecerse en cierto grado, pero la situación energética en Israel no está para tirar cohetes (aunque al final sí que los tiren, vaya ironía).
Las negociaciones para que Israel comprara el gas no prosperaban porque no se podían poner de acuerdo en el precio.
Entonces Hamas se hizo con el control del gobierno palestino.
Los israelíes empezaron a decir a partir de entonces que por esa vía de buscar un acuerdo de compra, un 10% del precio que pagaran por el gas de Gaza iría a parar a financiar acciones terroristas, y arrancó un debate sobre de quién era el gas y cómo debía Israel acceder a ese recurso.
Lo próximo es que el comité israelí se retira de las negociaciones y empieza la Operación Plomo Fundido.
¿Casualidad? La no tan futura crisis energética ya hace tiempo que está aquí, detrás de los conflictos que inundan los titulares pero a los que generalmente se les da otro nombre y que cada vez irán a más.
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