Una cuarta parte de todo el maíz y otros cereales cultivados en los EE.
UU.
se está usando actualmente como biocombustible en los coches.
Un balance hecho recientemente por la Earth Policy Institute concluye que la revolución de los biocombustibles puesta en marcha por el ex presidente George Bush en 2007, está impactando sobre el abastecimiento mundial de alimentos.
Las cifras de 2009 del US Department of Agriculture muestra un aumento de la producción de etanol, impulsada por subsidios agrícolas y leyes que estimulan el uso de biocombustibles en los coches.
Según Lester Brown director del Earth Policy Institute, durante 2009 el grano cultivado en los Estados Unidos y dirigido a la producción de combustible, unas 107 millones de toneladas, fue suficiente como para alimentar a 330 millones de personas durante un año.
Esto fue casi el doble que en 2007, cuando Bush pidió a los agricultores que aumentaran la producción en un 500% para el 2017 con el fin de reducir las importaciones de petróleo y las emisiones de carbono.
Más de 80 nuevas plantas de etanol se han construido en 3 años, y se espera que en el 2015, Estados Unidos pueda producir 5 mil millones de galones de etanol y de esa forma cumplir con la norma de combustible renovable propuesta por la pasada administración.
Según Brown, la creciente demanda de etanol en los EE.
UU.
derivados de los granos ayudó a impulsar los precios mundiales de los cereales a niveles récord entre finales de 2006 y 2008.
Desde entonces, el número de personas hambrientas en el mundo ha aumentado a más de 1 mil millones de personas, según estimaciones del programa mundial de alimentos de la ONU.
Vía
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