La Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) anunció ayer que considera que el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero son un riesgo para la salud.
A pesar de que puede parecer una obviedad, de una conclusión sin muchas consecuencias, no es en absoluto así: se trata de un cambio muy importante, puesto que abre la puerta a cambios en los reglamentos, medidas y políticas estadounidenses contra el cambio climático.
Tal y como lo expresa la declaración publicada en la web de la EPA:Después de una minuciosa revisión científica ordenada en 2007 por la Corte Suprema de los EE.
UU.
, la Agencia de Protección Ambiental cree que los gases de efecto invernadero que contribuyen a la contaminación atmosférica pueden poner en peligro la salud pública o el bienestar.
Y añadió Lisa Jackson, administradora de la EPA:Este hallazgo confirma que la contaminación de gases de efecto invernadero es un problema grave ahora y para las generaciones futuras.
(Traducción libre)Por fin, pues, en base a este descubrimiento que a muchos nos parece archi-sabido, se abre la posibilidad de que entren en vigor en Estados Unidos regulaciones de algún tipo sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.
Todo lo cual marca un cambio significativo en las políticas frente al cambio climático respecto a la anterior presidencia de George W.
Bush, tristemente célebre por las tonterías que en materia de medio ambiente gustaba de soltar.
La historia burocrática o burrocrática de esta decisión se retrotrae a años atrás.
En primer lugar, en abril de 2007, cinco de los nueve magistrados de la Corte Suprema dictaminaron que el CO2 era un contaminante en viturd de la Ley de Aire Limpio, vigente desde 1970.
A partir de ahí, se trasladó a la EPA la potestad de decidir si los gases de efecto invernadero suponían un peligro para la salud pública y el bienestar.
De ser así, la agencia medioambiental debería presentar un proyecto de normas para reducir las emisiones.
La EPA presentó meses después, en diciembre de 2007, un documento a la Casa Blanca que iba en esa dirección.
Pero la administración Bush no reconoció el informe y pasó el resto de su mandato oponiéndose a la decisión de la Corte Suprema.
Óbviamente, los grupos ambientalistas y ecologistas criticaron con dureza la negativa de Bush durante todos su mandato para tomar medidas, y acusaron al gobierno de manipular y hacer caso omiso de la ciencia y proseguir con la más absoluta inacción.
Pues bien, la nueva administración Obama sí está dando juego a la EPA.
Más que nada, porque va en la misma dirección que su voluntado política de liderar la lucha contra el cambio climático, y porque es una forma hábil de evitar tener que pasar por el Congreso, donde no estaba nada claro que medidas de este tipo, que presumiblemente afectarán a la industria y a los intereses de poderosos lobbys, pudieran salvar el rechazo de la oposición.
Así explica el republicano John Boehner la decisión de la EPA:No es más que un intento de promulgar por la puerta trasera un impuesto energético nacional que tendrá un aplastante impacto en los consumidores, el empleo, y nuestra economía.
Está abusando del proceso de reglamentación para establecer este impuesto porque sabe que no hay suficientes votos en el Congreso para obligar a los estadounidenses a pagarlo.
(Traducción libre)Efectivamente, hay muchos que no están nada contentos y no han tardado en hacerlo saber.
Para empezar, Scott Segal, director del Electric Reliability Coordinating Council (ERCC), que representa a la industria dependiente de los combustibles fósiles, dijo que podría tener un impacto negativo en las industrias tradicionales en todo el país:Si la dependencia de la generación con carbón disminuye en un tercio como resultado de los programas de regulación de la EPA, el PIB se reduciría en cerca de 166.
000 millones de dólares, los ingresos de los hogares en 64.
000 millones de dólares, y el empleo en 1,2 millones de puestos de trabajo.
(Traducción libre)Está claro que muchos no ven más allá de sus bolsillos.
Y que no están especialmente contentos ni con el ambicioso plan presentado por Obama en el Congreso para el desarrollo de energías limpias (que tiene como objetivo reducir los niveles de emisiones de dióxido de carbono de 2005 en un 20% para el año 2020), ni sentar así las bases de una nueva economía verde y crear millones de puestos de trabajo relacionados con las energías renovables… Tampoco parece que se tomen demasiado en serio los riesgos que la EPA enumeraba como consecuencia de los gases de efecto invernadero como olas de calor, la propagación de enfermedades tropicales y el empeoramiento de la calidad del aire.
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