La sorpresa fue morrocotuda.
Allí estaba él, como si nada, tan formal como el estudiante más cumplidor, tranquilamente sentado en los bancos de la Universidad Al Quds de Gaza.
Aquella mañana de sábado llegó al aula el primero, primerísimo.
¿Pero, quién era aquél pupilo tan madrugador …y todavía más peludo?El atípico alumno resultó ser un chimpancé huido de un zoo cercano, que debió sentir especial atracción por aquél lugar tranquilo y lleno de madera.
El suceso demostró que, por lo visto, mientras una legión de universitarios cambiarían las soporíferas clases por una entretenida visita al zoo, algún que otro chimpancé haría justo lo contrario.
Como es fácil imaginar, el hallazgo del primate en aquel lugar provocó un pequeño escándalo.
Lo descubrió un estudiante que, horrorizado, alertó a gritos a los empleados de la facultad sobre la presencia del animal.
Capturarlo de nuevo fue una odisea, porque el monito no se dejó pillar hasta darse unas cuantas correrías por otras aulas y salas de conferencias, provocando un gran asombro entre los estudiantes.
Finalmente, retornó a su lugar de siempre.
Una pena, penita, pena.
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