El gobierno de España planeaba, en 2007, reducir en 70-75% las bolsas de plástico de un solo uso no biodegradables.
Sin embargo, finalmente, han decidido ponerse duros y proponer su prohibición para 2010, tal y como se puede ver en la versión preliminar del Plan Nacional Intregrado de Residuos (p.
183).
Es posible pues que, en breve, desaparezcan las típicas bolsas de plástico de supermercados y tiendas.
Puede que en el futuro se nos ofrezcan bolsas reutilizables o de materiales biodegradables, pero lo que está claro es que no se pueden seguir malbaratando bolsas al ritmo que se hace actualmente (aunque ya haya una parte considerable de la población que las reutilice como bolsas de basura o de maneras más originales).
La decisión que se plantea el Gobierno no es un caso aislado (en sitios como Leaf Rapids, en Canadá, se imponen multas de hasta 1.
000 dólares canadienses por repartir o vender bolsas de plástico de un solo uso), pero no está exento de problemas, sobretodo por la presión de los productores de bolsas de plástico de un solo uso que advierten de que no hay un sustituto real para las actuales bolsas que pueda ser utilizado a tan gran escala (qué van a decir ellos, claro).
Y puede que sea cierto, que no exista un producto que podamos usar tan felizmente como utilizamos hoy por hoy el plástico (hay quién prueba vivir sin plástico y le resulta imposible), pero hace unos años (no tantos) no existía y la gente ya iba de compras (es verdad que tampoco existían supermercados como los de hoy en día, pero comprar se compraba).
El truco reside en cambiar los hábitos: si los comercios dejan de ofrecer bolsas (o si sólo ofrecen la posibilidad de comprar bolsas reutilizables o biodegradables), pues terminaremos habituándonos a viajar con una a cuestas y tema solucionado.
Hace más o menos un año, entré por casualidad en Decathlon y compré lo que en mi casa se llama la “bolsa-bola”, una especie de saco enorme de color turquesa que se queda guardado dentro de una pequeña bola de plástico y que se puede colgar del bolso o de donde sea.
Desde entonces, sólo cojo bolsas en el supermercado muy de tanto en tanto (si no cabe la compra en mi súper saco porque me he olvidado el carrito y si no ofrecen bolsas de otro material o reutilizables, lo que cada vez es menos frecuente) y, cuando, a pesar de todo, me veo obligada a coger bolsas de un solo uso no biodegradables, las guardo para convertirlas en bolsas de basura (que es en lo que se convierten el 62% de ellas)… ¡aunque hay quien tiene más idea y las convierte en verdaderas obras de arte!Fotografía
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