El perro de orejas cortas (Atelocynus microtis) es un animal raro por elusivo.
Aunque es un mamífero diurno y su hábitat es extenso -desde bosques de tierra firme hasta zonas pantanosas de la Amazonía de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú- se necesita mucha perseverancia o un auténtico golpe de suerte para verlo.
De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en 1969 el perro de orejas cortas fue objeto de estudio por primera vez y los biólogos consiguieron atrapar a varios ejemplares con facilidad.
Sin embargo, entre 1970 y 1987 no hubo ningún avistamiento registrado.
Desde la década de 1990 hasta ahora ha aumentado el número de avistamientos de perro de orejas cortas y las cámaras-trampa colocadas en Colombia, Ecuador, Brasil y Perú –especialmente en la Estación Biológica Los Amigos, en el sureste del país- han hecho más de cien imágenes de individuos de esta especie.
Aún así, es considerada muy difícil de rastrear.
El perro de orejas cortas tiene ciertos rasgos similares a los de un zorro, en particular su delgado y largo hocico, y su cola, de pelaje muy espeso en comparación con el resto del cuerpo.
El color de su pelo varía entre el gris oscuro y el cobrizo.
La biología y los hábitos de esta especie son poco conocidos, como lo es el número de individuos que habita en estado salvaje.
No hay ningún ejemplar de perro de orejas cortas en cautiverio.
Vía
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