El Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña ha realizado un informe por el que ha analizado los niveles en sangre de 19 compuestos orgánicos persistentes (COP), que son sustancias químicas tóxicas que se acumulan en el organismo y que se transmiten de madres a hijos, en una muestra realizada a 919 personas.
Resultado: todas están contaminadas por al menos 3 de esos 19 compuestos analizados.
Este estudio es especialmente relevante porque se trata del primero de este tipo realizado en España.
Se sospecha que casi toda la población mundial están contaminadas por sustancias como el DDT o las dioxinas, pero muy pocos países han realizado estudios en profundidad para conocer su incidencia real en la salud de sus ciudadanos.
Los 19 compuestos analizados fueron elegidos por su uso continuado a lo largo de décadas en la agricultura y la industria.
Entre ellos, el plaguicida DDT y su compuesto de degradación DDE, el pesticida HCB o hexaclorobenceno, y cuatro policlorobifenilos (PCB 118, 138, 153 y 180), que se usan como aislantes eléctricos.
Las sustancias presentes en todas las muestras de sangre son el DDE y el PCB 180.
Por otro lado, ocho compuestos se detectaron en el 85% de las muestras.
Como los compuestos orgánicos persistentes se acumulan en el tejido adiposo o grasa, las personas con sobrepeso tienen más que las de peso normal.
Es otro de los hallazgos del estudio.
Además, a pesar de que algunas de las sustancias analizadas fueron prohibidas en España en los ochenta (tras ser usadas masivamente desde mediados del siglo XX), siguen detectándose en recién nacidos porque se transmiten de madre a hijo.
Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona y director del informe, lo ve así:Los niveles de COP aumentan con los años.
Se trata de un riesgo real para la salud humana.
Aunque es complejo demostrarlo, contribuyen a causar una parte importante de las patologías que más afectan a las personas mayores, desde la diabetes a ciertos tipos de cáncer.
La ONU aprobó en 2001 el Convenio de Estocolmo, suscrito por la Unión Europea en 2005, justamente para frenar este tipo de contaminación por sustancias químicas tóxicas.
Este convenio prevé la eliminación o reducción de los compuestos más peligrosos.
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