Vespa velutina, mejor conocida como avispa asiática o avispa asesina.
Ese es el nombre de la más reciente especie invasora que está causando problemas en la Península Ibérica.
Se une a una nefasta lista en la que ya están la trucha arcoíris, el visón americano, el mosquito tigre y el caracol manzana.
La avispa asesina parece haber llegado a Europa en 2004, en un barco proveniente de China que atracó en un puerto de Francia.
A la Península Ibérica llegó en 2010, a través de los Pirineos vascos.
Su último destino: La Garrotxa, en la provincia de Girona, en Cataluña.
Apicultores y agricultores de la zona son testigos de la voracidad con la que estas avispas cazan a las abejas, tan vulnerables y tan necesarias.
De acuerdo con El Garrotxi, el Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña ha decidido trabajar con el Sindicato Unión de Pagesos para localizar y eliminar los nidos antes del invierno.
El objetivo principal es capturar a las reinas para evitar que se reproduzcan.
Es necesario impedir que la colonia crezca y se extienda.
En 2011, cuando la muerte de un hombre en Francia debido a las picaduras de avispas asesinas desató el pánico entre la población, la curadora de la colección de himenópteros del Museo Nacional de Historia Natural en París dijo que la especie se había convertido en parte de la fauna francesa y había que acostumbrarse a vivir con ella.
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