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El tigre de Tasmania, perseguido por los pastores, no estaba dotado para cazar ovejas

El tigre de Tasmania tenía una mandíbula demasiado débil para derribar y matar a una oveja adulta.
Este hallazgo, hecho por un equipo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, pone en evidencia una injusticia ecológica: la persecución de una especie debido a un crimen que no pudo cometer.

De hecho, su incapacidad para cazar presas grandes puede haber acelerado su desaparición.
Aunque las causas exactas de la extinción del Thylacinus cynocephalus -conocido también como tigre de Tasmania, tilacino y lobo marsupial- todavía son debatidas, se sabe que los colonos europeos de la isla pusieron precio a su cabeza y lo cazaron tenazmente.

Los pastores de ovejas que se asentaron en Tasmania, donde habitaba la última población de este marsupial carnívoro superviviente para principios del siglo XX, lo acusaron de atacar y diezmar a sus rebaños.
Fue ofrecida una recompensa por cada ejemplar de lobo marsupial al que se diera muerte.
M.
R.
G.
Attard, U.
Chamoli, T.
L.
Ferrara,T.
L.
Rogers, S.
Wroe, de la Escuela de Ciencias Biológicas, de la Tierra y Medioambientales de la Universidad de Nueva Gales del Sur, estudiaron los factores de riesgo que han estado implicados en la extinción reciente de algunas especies, entre ellas el tigre de Tasmania.

Uno de estos factores es la especialización de la dieta, que puede ser evaluada a partir del rendimiento biomecánico del cráneo del animal estudiado.
Para evaluar este aspecto del tigre de Tasmania, el equipo analizó elementos finitos tridimensionales de los cráneos en relación con los de dos marsupiales carnívoros que aún existen, cuyas dietas ocurrieron simpátricamente con la del tigre: el demonio de Tasmania, Sarcophilus harrisii, y quoll de cola manchada, Dasyurus maculatus.
En el abstracto del estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista arbitrada Journal of Zoology, los autores señalan que en los experimentos el cráneo del demonio de Tasmania produjo grandes fuerzas de mordida para su tamaño, pero las tensiones inducidas fueron sorprendentemente altas.
En cuanto al quoll, mostró una fuerza de mordida relativamente alta y un cráneo relativamente rígido, lo que podría permitirle atacar a presas de tamaños variables.
En comparación con estos animales, el cráneo del tigre de Tasmania estaba menos adaptado para resistir fuerzas impulsado únicamente por su mandíbula y su musculatura de cierre.
Para los científicos, estos hallazgos sugieren que el tigre de Tasmania consumía una presa más pequeña en relación a su tamaño.
Con una alzada de 60 centímetros y un peso de entre 20 y 30 kilogramos, difícilmente podría haber abatido a una oveja adulta.
La dependencia de presas más pequeñas, objetivo de otros depredadores, pudo haber dificultado su supervivencia.
La persecución de los pastores quizá fue la estocada final.
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