El reciente temporal que sacudió con especial saña las costas de Mallorca ha revuelto el fondo del mar hasta el punto de haber llenado las playas de la isla con electrodomésticos, muebles, objetos, y plásticos de todo tipo.
El Govern Balear se comprometió ayer a destinar 600.
000 euros para limpiar los 125 kilómetros de costa vertedero, para dejarlos “en perfecto estado”.
Entre las joyas encontradas, y a modo de ejemplo, destacan una nevera en la playa de la Gruta, un tresillo de tres plazas junto a una bañera en Can Pastilla, un salpicadero de coche en la playa de Ciudad Jardín, un horno al lado de un carrito frutero en Portixol, y máquinas de coser, bicicletas y kilos y kilos de plásticos y desperdicios por otros rincones de la paradisiaca isla.
“Aquí hay de todo menos peces“, bromeaba uno de los operarios de limpieza de la empresa Emaya.
Desde hace muchos años bastaba con unas gafas de buceo y unas alitas para conocer la triste realidad de nuestros fondos marinos y playas, la mayor baza y atractivo del sector turístico español, responsable del 11% PIB y una de las mayores industrias del país.
Pero con este temporal (bien, tampoco es que haya sido ésta la primera vez…) ha salido lo que había bajo la alfombra (marina) y nuestras vergüenzas a relucir.
También la nefasta gestión de todo nuestro litoral.
No sé cómo concluir este post porque las conclusiones me parecen tan obvias que aburrirán al lector.
Así que echaré mano de juegos de palabras: escupimos neveras y hornos sobre lo que nos da de comer, tiramos tresillos sobre nuestro propio tejado, y salpicaderos de coche y bicicletas oxidadas van directos al motor de nuestra economía.
¿Nadie ha pensado en hacer algo de publicidad guerrilla en Mallorca y montar el gran bazar alternativo al Plan Renove?Vía
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