El Instituto del Pacífico acaba de revelar un informe, encargado por el poderoso grupo CERES, que advierte a los inversores que la disminución y los cortes en el suministro de agua representan un riesgo mayor para las empreas que el fin del petróleo.
Deberían preocuparse especialmente los productores de electricidad, las empresas de alta tecnología y el sector agrícola.
Igualmente, empresas de bebidas, ropa, biotecnología, productos forestales, siderúrgica, minería y farmacéuticas.
El informe concluye que “el agua es uno de nuestros más importantes recursos, aún más importante que el petróleo“.
De hecho, asegura que muchas de las sequías que están azotando al mundo (y de las que ya hemos hablado) serían atribuibles “en gran parte al cambio climático”.
Y que las perspectivas no son halagüeñas: la presión sobre los suministros aumentará aún más con el calentamiento global y la superpoblación.
Tras dar por hecho que “la era del acceso barato y fácil al agua está llegando a su fin“, añade que “hay varias alternativas para el petróleo, pero para muchos procesos industriales, y para la supervivencia humana en sí, no hay sustituto para el agua”.
Por lo que se insta a empresas y a inversores a trabajar para liberarse de la dependencia de los suministros del agua y hacer planes para hacer frente a la escasez de la misma y al aumento de su precio.
El informe se hace eco de las mismas declaraciones acerca de la crisis del agua que nos sorprendieron en el Foro Económico Mundial de Davos.
Básicamente, que en las condiciones actuales nos quedaremos antes sin agua que sin petróleo.
Por ello, no podemos dejar de insistir en ideas como las transmitidas en la animación Blue Convenant: el agua es, y debe ser, un bien común.
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