Para evitar que las vacas eructen metano se está probando con una alimentación distinta.
Estados Unidos, sin embargo, tiene un problema también relacionado con la alimentación de estos animales que se vislumbra tremendamente difícil de solucionar: sus excrementos.
Defecar es una de las funciones corporales que más nos iguala a las especies con las que compartimos el planeta.
Es necesario y, sobre todo, tarde o temprano inevitable.
¿Qué hacer cuando hay mucho más estiércol del que se puede manejar?De acuerdo con The Washington Post, los miles de animales encerrados en las megagranjas de Estados Unidos producen tres veces tantos desechos como la gente, mucho más estiércol del que puede ser reciclado como fertilizante para los campos.
Se está convirtiendo en la fuente de gas metano que más rápido crece en el país.
Cuando llueve, todo ese estiércol acumulado es arrastrado por el agua, contribuyendo a causar en el mar zonas desprovista de oxígeno, llamadas zonas muertas.
Ya hay 230 de estas zonas en la costa de Estados Unidos.
Sin embargo, pese a su impacto el estiércol de vacas, cerdos, pollos y pavos no es regulado tan estrictamente como las aguas residuales.
En las últimas décadas, la ganadería ha pasado a un menor número de grandes explotaciones.
En estos lugares, con miles de cerdos o cientos de miles de pollos, el mismo ciclo de la agricultura de siempre – el abono de estiércol alimenta los cultivos, los cultivos alimentan a los animales- se ve superado por la gran cantidad de residuos.
El resultado ha sido demasiado estiércol y demasiado poco que hacer con él.
En el aire, el estiércol adicional puede secarse y volverse polvo, formando una “niebla marrón” y puede emitir sustancias que contribuyen al cambio climático.
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