Los habitantes de la zona cercana a un vertedero de Beijing se han quejado ante sus autoridades de que, cuando el viento sopla, el olor que entra en sus casas es, evidentemente, nauseabundo.
Las autoridades han respondido de forma pragmática: instalarán cien maquinas desodorantes, aerosoles gigantes con fragancias que serán puestos en marcha en mayo en el vertedero de Asuwei.
Es decir, dado que la sociedad china seguirá consumiendo y desechando por toneladas, y dado que el viento seguirá soplando, la idea es que al menos el olor que entre por esas ventanas sea menos desagradables.
Los cañones de alta presión, que pueden rociar decenas de litros de perfume por minuto a una distancia de hasta 50 metros, son fabricados por varias empresas chinas y están basados sobre tecnología alemana e italiana.
Según el gobierno local, los 17 millones de habitantes de la ciudad generan 18 mil toneladas de residuos cada día, es decir, 7 mil toneladas más de lo que las instalaciones municipales de eliminación de desechos pueden procesar.
Menos de 4% de la basura que se genera en Beijing es reciclada.
Las autoridades de medio ambiente de las ciudades de China están luchando para actuar tan rápido como crece el problema de la basura.
Según el gobierno, alrededor de 20 millones de toneladas de residuos urbanos quedaron sin procesar en 2008.
En un intento por ganar la confianza del público, los directivos de una nueva incineradora en Gao’antun crearon una pantalla gigante que muestra datos en tiempo real sobre las emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno.
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