Me pregunto si cuando el director australiano Carl Kuddell decidió entrenar a un grupo de jóvenes aborígenes australianos en el uso de cámara de vídeo, esperaba que el resultado fuese el documental simple, directo y elocuente que sugiere el trailer de Nukkan.
Kungun.
Yunnan (ver, escuchar, hablar), una visión de los efectos que la sequía que experimenta Australia tiene en las tradiciones de las comunidades de aborígenes.
Las tradiciones de la comunidad indígena de Ngarrindjeri -que se considera el pueblo del agua fresca y vive en las costas de los Lower Lakes, al sur de Australia- están estrechamente ligadas a los ríos de su territorio.
Sus alimentos, su cultura, proviene de los lagos que la sequía está diezmando.
Prácticas culturales como la elaboración de cestas, cuenta The Guardian, se han hecho muy difíciles debido a que yo se encuentra la cantidad necesaria de juncos cerca de los poblados.
El representante de la asociación de tierras Ngarrindjeri explica que en sus creencias la tierra y el agua son cuerpos vivos y los humanos son parte de su existencia.
Si las tierras y las aguas mueren, entonces también lo harán los Ngarrindjeri.
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