Es un asunto de física: los techos oscuros absorben más de 80% de la energía solar, mientras que los techos blancos la reflejan en 75%.
Precisamente por ese ahorro energético, el estado estadounidense de California desde 2005 exige a la mayoría de los edificios con techos planos que estén pintados de blanco.
Y es también por eso que Steven Chu, secretario de energía de Estados Unidos, ha sugerido que pintar los techos de blanco ayudaría a paliar el cambio climático y es una medida que se podría poner en práctica inmediatamente.
Claro que, tomando en cuenta la escala a la que sería necesario hacer el maquillaje –es decir, la cantidad de techos del mundo que habría que pintar de blanco para que se produjese algún efecto-, lo de inmediatamente no se ve tan claro.
De hecho, un científico del Carnegie Institution en Stanford entrevistado por el Washington Post, opina que nunca podría hacerse a una escala suficiente.
Es cierto que los techos blancos, al reflejar la luz solar, mantienen un edificio más fresco.
Pero frente a la principal causa del cambio climático –los gases que atrapan el calor, como el CO2 y el metano- no tienen nada que hacer.
De acuerdo con investigaciones del Lawrence Berkeley National Laboratory, pintar de blanco cerca de 63% de los techos de las 100 ciudades más grandes situadas en zonas tropicales del mundo tendría el mismo beneficio climático que retirar de las calles todos los coches del mundo durante 10 años.
Nuevamente, algunos científicos creen que la cantidad de espacio que podría ser pintada no representa un área suficiente para que pueda haber un efecto significativo en la reflectividad de la tierra.
Además, durante el invierno un techo oscuro puede reducir el costo de calefacción, pues absorbería la poca luz invernal.
Vía