En el estado sureño de Oaxaca, México, el dueño de un pequeño puesto ambulante de tacos y enchiladas, Alfredo García, ha apostado por un simple pero a la vez sofisticado sistema para su cocina: los paneles de energía solar.
Los puestos ambulantes de alimentos son tradicionales y sin mayores pretensiones, en casi todo el mundo los hay y alimentan a miles de transeúntes con comida rápida; desde los emblemáticos hotdogs niuyorquinos hasta las crepés de las calles parisinas.
Pero todos, o casi todos, utilizan gas natural o carbón para calentar sus fogones.
Curioso, porque su posición es privilegiada para el uso de la energía solar: están en plazas y calles, en días soleados y el consumo de energía por lo general es moderado.
La cocina solar que está usando Alfredo García es una idea novedosa, y cuesta algo más de 400 euros, una inversión que para algunos puede ser difícil, pero que sin duda podría atraer a algunos emprendedores con visión de futuro.
El sistema que está usando este modesto vendedor mexicano es un invento del departamento de microtecnología de la universidad suiza de Neuchâtel, liderado por el profesor en ciencias tecnológicas Michael Götz.
Vean el vídeo después del salto.
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