Si los peces entonan sus canciones de amor, todo marcha bien: el agua es de buena calidad, hay lugares de desove que premiten la reproducción de la especie… Lo sabemos gracias a los expertos en tan curiosas melodías, una ciencia que ahora ha puesto sus conocimientos al servicio de la recuperación medioambiental del Golfo de México.
La primavera y el verano es la temporada de estos recitales, y los conocimientos obtenidos gracias a su estudio podría ayudar a determinar los impactos del derrame de petróleo de BP en las criaturas marinas.
Porque, tal y como explica Grant Gilmore, un experto en estas grabaciones, “el desove es la cosa más importante que un pez puede hacer’, sin lugares de desove no habrá peces”.
¿Pero, cómo se las apañan los peces para cantar? Tal y como han averiguado los científicos, en su mayoría son peces macho, que para atraer a sus parejas producen sonidos con sus vejigas, haciendo vibrar de forma sonora sus músculos.
Cada especie tiene su propia frecuencia, es decir, su particular ritmo, y las hembras se aparean con los machos que les parece que cantan más bonito.
Una vez se ha producido la conquista, ocurre lo que está mandado por la naturaleza: se expulsan miles de huevos y se libera el esperma… En fin, todo esto es lo que sucede en las zonas de desove, donde las especies vuelven cada año para desovar, siempre por la noche.
Pero este proceso puede verse perturbado por la contaminación, en este caso por el desastre ecológico en el Golfo.
Así, sólo con escuchar las canciones de los peces podemos estudiar el impacto del derrame en el ecosistema.
Se trata de aplicar la ciencia de los sonidos de los peces para evaluar los daños de la propagación del crudo.
El proyecto que pretende llevar a cabo esta idea es de la Universidad del Sur de Florida, al mando del científico Locascio Jim.
En estos momentos, Locascio está elaborando una propuesta para el Instituto de Oceanografía de la Florida que planea colocar una red de hidrófonos en los puertos, bahías, canales, y los bordes de praderas de pastos marinos, siguiendo la ruta derrame del Golfo, con fondos de la BP.
Según Locascio, “los datos acústicos demostrarán si el hábitat es lo suficientemente saludable para el desove de los peces, un punto de partida para sacar muchas conclusiones”.
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