Son varios los hechos históricos que han tensado las relaciones entre Japón y China a lo largo de la historia.
La mayoría de ellos son de índole política –la invasión japonesa a China en 1931 es un capítulo especialmente delicado- pero, ¿podría sumarse uno de índole ecológica? Lo pregunto vista la reacción que ha tenido el gobierno chino ante la muerte de un panda en un zoológico japonés.
Long Long, un panda gigante de 14 años que había sido prestado al zoológico Oji de la ciudad japonesa de Kobe en el marco de un convenio de cooperación para la recuperación de la especie, murió repentinamente el nueve de septiembre después de una intervención que en principio era rutinaria: la extracción de semen para realizar inseminaciones artificiales.
La administración forestal estatal de China ha pedido al zoológico que conserve el cuerpo del animal para que sea sometido a una autopsia por parte de veterinarios chinos, pues sospecha que murió debido a una sobredosis de anestesia y cuestiona que se le haya sometido a una extracción de semen fuera de la temporada de apareamiento.
De acuerdo con People’s Daily, Un veterinario experto del Centro de Investigación del Panda Gigante de Wolong, en la provincia china de Sichuan, dijo que el zoológico no notificó el centro de Wolong antes de recoger el semen.
El director del hospital veterinario del centro ha dicho que septiembre no es una época propicia para la extracción de semen.
El acuerdo de cooperación entre China y Japón establece que este último debe pagar al primero 500 mil dólares si un panda muere.
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