Mirar siempre por uno mismo parece ser la regla de oro para los animales.
Según un nuevo estudio de la Universidad de Montreal, el altruismo es algo raro porque los animales no tienen las habilidades cognitivas ni la memoria social necesaria para participar en comportamientos cooperativos, concluyen.
Pero aunque se haya llegado a esta conclusión, la biología evolutiva sigue intranquila.
Quiere saber más, llegar hasta el fondo de la cuestión.
Es decir, esta falta de cooperación sigue siendo un gran enigma, precisamente, porque también hay excepciones.
Recordemos los casos de primates que se hacen cargo de los miembros huérfanos del grupo, o de tantos perritas o gatitas que dan de mamar a cachorritos que no son suyos, y así un largo etcétera… Así, los biólogos evolutivos se preguntan qué sentido tiene cooperar si ello no trae beneficios propios.
Ser bueno porque sí, por lo visto, no es una posibilidad que contemplan los científicos, por una razón simple: no tienen sentido desde un punto de vista evolutivo.
O, lo que es lo mismo, selección natural significa que un rasgo del carácter se conserva sólo cuando hay ventajas.
Y claramente, los comportamientos altruistas benefician a otros.
Frederique Dubois, director del estudio, realizó un experimento para provocar conductas de cooperación en las aves.
Pretendía probar el famoso dilema del prisionero, en el que dos jugadores ganan cuando aplican estrategias de cooperación.
Un resultado que logran anticipando comportamiento del otro.
La prueba la hizo con diamantes mandarines (Taeniopygia guttata), y las aves se dieron cuenta de que cooperar les proporcionaba más alimentos que si lo guardaban todo para ellos.
¿Resultado? Hubo cooperación.
En palabras de Dubois:Esta cooperación se observó en cautividad y en condiciones controladas y, probablemente, no existe en la naturaleza, donde cada ave debe interactuar con muchas otras aves, además de su pareja.
(Traducción libre)Una curiosidad: en el experimento, los pájaros vieron que era mejor cooperar cuando el comedero les daba menos semillas si no compartían con su compañero.
Así, entendieron que compartir valía la pena.
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