La oxitocina, una hormona sintetizada por las células nerviosas en el núcleo paraventricular del hipotálamo, es frecuentemente llamada hormona del amor.
Varios estudios la han vinculado con el surgimiento del amor hacia los hijos, con la empatía y el sentimiento de generosidad.
En algunas partes de India, es también la hormona del hambre: está siendo inyectada en los vegetales para hacerlos más grandes.
En el estado de Punjab, la inyección de oxitocina en los vegetales que están creciendo es ya una práctica creciente, según informa Channel News Asia.
La hormona hace que los productos de la naturaleza maduren más pronto y más grande, incluso el doble de su tamaño normal.
Para los agricultores, las ventajas son obvias.
Sus productos son más grandes y están listos para venderse más pronto.
Una inyección cuesta mucho menos que los fertilizantes y está ampliamente disponible en las farmacias.
Así, India es escenario de dos luchas contrarias: la de los cultivos orgánicos, que buscan que los alimentos sean lo más naturales posible, y la de la oxitocina, que busca superar a la naturaleza.
Además, las autoridades han incautado miles de inyecciones de la hormona que, se cree, serían inyectadas en ganado dedicado a la producción de leche en el estado de Uttar Pradesh, en el norte del país.
La adulteración de los alimentos es, de acuerdo con el canal de noticias, una práctica muy difundida en India.
Aunque existen leyes que prohíben el uso de sustancias nocivas, el país no tiene ningún tipo de normas de seguridad alimentaria.
Al parecer, el gobierno está trabajando en la elaboración de una ley más estricta que controle la calidad de los alimentos y para asegurar que se realicen pruebas en los productos alimenticios y las materias primas.
Vía