Consumir más cereales, granos integrales y fibra dietética puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de colon y recto, de acuerdo con las conclusiones de un estudio desarrollado por investigadores del Imperial College London y publicado en el British Medical Journal.
Los resultados del estudio indican, y cito textualmente al abstracto del estudio:Una alta ingesta de fibra dietética, en particular fibra de cereales y granos enteros, se asoció con un riesgo reducido de cáncer colorrectal.
Los estudios futuros deben informar sobre resultados más detallados, incluyendo los de los subtipos de fibra, y estar estratificados por otros factores de riesgo para descartar la confusión residual.
Dagfinn Aune, autor principal del estudio, explicó a la BBC que consumir incluso cantidades moderadas de fibra tiene algún efecto positivo, y la adición de 90 gramos diarios de granos integrales a la dieta fue relacionada con una reducción de 20% en el riesgo de padecer cáncer de colon.
Hágase énfasis en la fibra que contienen los granos, pues el estudio apunta que no hubo pruebas de que la fibra de las frutas y las verduras desempeñasen un papel en la reducción del riesgo.
Los investigadores señalan que el cáncer colorrectal es el tercer tipo más común de cáncer, con 1,2 millones de nuevos casos diagnosticados en 2008 en todo el mundo.
De acuerdo con la Alianza para la Prevención del Cáncer de Colon, en España se diagnostican unos 25 mil nuevos casos de esta enfermedad cada año.
Es, además, el segundo tipo de cáncer que más se da entre las mujeres, después del de mama.
¿Qué es la fibra dietética? He aquí una explicación de la Colorado State University (CSU): es aquella que proviene de la parte de las plantas que no es digerida por las enzimas en el tracto intestinal, pero que parte de ella puede ser metabolizada por las bacterias en el intestino inferior.
Por cierto: la carne, leche y huevos no contienen fibra.
Entre los alimentos más ricos en fibra dietética están el afrecho –o salvado- procedente de la molienda de los cereales, por ejemplo, del trigo, la avena, el arroz integral y el maíz.
Para encontrarlos no es necesario –aunque sí recomendable- ir a una tienda especializada, pues también sirve prestar atención a las etiquetas de los productos a la venta en los supermercados.
Como recomienda la American Heart Association, hay que buscar en dichas etiquetas alguno de los siguientes ingredientes: trigo integral, avena, avena integral, arroz integral, arroz silvestre, maíz de grano entero, las palomitas de maíz, la cebada de grano entero, todo el trigo bulgur, centeno y harina de Graham.
Esta última recibe su nombre del reverendo presbiteriano estadounidense Silvestre Graham, quien abogaba por el consumo de harina de trigo sin procesar, es decir, con todo el salvado.
Por último, pero muy importante, cómo deben consumirse los alimentos para conservar su fibra, según recomiendan los ya citados investigadores de la CSU: las frutas en conserva y congeladas contienen tanta fibra como las crudas, pero el secado y el triturado sí destruyen las cualidades de retención de agua de la fibra.
La eliminación de las semillas y cáscaras también reduce el contenido de fibra.
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