Los canguros de Canberra están desatados, y esto les podría costar la vida.
Un político de la capital australiana ha pedido que se sacrifique a los animales, pues aparentemente la población de este animal ha crecido tanto que hoy en día saltan impunemente por las calles más transitadas de la ciudad y hacen picnic en los parques públicos.
Canberra tiene una de las poblaciones de canguros grises más densas de Australia.
Pueden ser vistos, cual vacas en India, comiendo en los parques y deteniendo el tráfico en las calles de la ciudad.
Las vacas, no obstante, se pueden dar ese lujo, pues son animales sagrados para el hinduismo.
Los canguros, en cambio, no son sagrados, por más que se les vea como el emblema de Australia.
La semana pasada una familia fue despertada de golpe por un canguro que, enloquecido por el pánico, se coló dentro de la habitación a través de la ventana y botó por toda la casa hasta que sus residentes legales pudieron echarle por la puerta principal.
Para Jon Stanhope, ministro jefe del terrirotio capital de Astralia, ha llegado el momento de ponerse serios con los saltarines que, además, pueden llegar a ser bastante violentos y la foto es un ejemplo.
Ha sido Stanhope quien ha publicado el esbozo de un plan en el que explica cómo su gobierno pretende reducir el número de canguros en la ciudad.
La estrategia es bastante simple: se les disparará.
Y que no se diga que el gobierno no intentó otras medidas.
Por ejemplo, se hizo un esfuerzo por desarrollar un contraceptivo oral para los canguros hembra, pero no tuvo buenos resultados.
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