Mientras la crisis económica avanza hasta límites insospechados, las empresas buscan reconvertirse lo antes posible para escapar de la espiral negativa que azota los mercados mundiales.
Algunos sectores, como el del automóvil, han decidido apostar por proyectos a largo plazo y se han enfrascado en cambiar los combustibles fósiles por energías renovables- Aquí ya hemos dado cuenta de ello y parece ser que las cosas no les van mal.
Ahora, otros sectores en crisis están siguiendo el camino tomado por la industria automovilística y poco a poco van introduciendo las energías renovables en sus dinámicas.
Este es el caso de la industria aeronáutica.
Dichas compañías, conscientes de los grandes apuros que están pasado las líneas aéreas para hacer sus vuelos rentables y a la vez accesibles, han decidido investigar el uso de biocarburantes para reducir el coste de los desplazamientos.
La última compañía en sumarse a este grupo ha sido Japan Airlines.
Siguiendo los pasos de Air New Zealand, Continental Airlines o Virgin Atlantic Airlines, mañana harán una pequeña prueba de una hora de duración con un avión que lleva medio tanque de combustible con biocarburantes y el otro medio con carburantes normales.
La prueba es muy parecida a la que la pionera Air New Zealand realizó a principios de este año.
La compañía obtuvo resultados positivos en los tests con un Boeing 747 en pruebas durante un vuelo de dos horas hasta Australia.
Durante el vuelo, el avión irá utilizando los depósitos de gasolina para así ver mediante monitores las diferencias en cuanto a rendimiento de los carburantes.
De esta manera se podrán obtener datos sobre los diferentes carburantes en condiciones muy similares, para no decir idénticas.
A mediados de este año, Air New Zealnd y Japan Airlines se reunirán con otras líneas aéreas para comparar los resultados de sus tests y ver por donde se debe seguir la investigación.
Esta necesidad de cooperación es indispensable dada la actual crisis económica que se está cebando con las tradicionales compañías aéreas.
Pero, como en el caso de los biocombustibles para coches, los biocarburantes para aviones implican ciertos problemas.
Air New Zealand es consciente de que este avance puede significar la deforestación de muchas zonas verdes para después transformarlas en campo de cultivo de las plantas necesarias para producir el biocarburante.
Así, la línea aérea ha puesto una serie de condiciones como, por ejemplo, que los biocarburantes no provengan ni de bosques ni de selvas.
Vía
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