Millones de monos han de agradecernos la tortura y la muerte en los laboratorios.
Pero no sólo eso, además, este sistemático maltrato en ocasiones no sirve para nada.
Según una importante revisión del uso de primates (no humanos) en la investigación médica del Reino Unido, casi uno de cada diez proyectos que utilizaron monos resultaron inútiles, y en muchos de ellos sus sufrimientos fueron indecibles.
El informe concluye que casi uno de cada diez proyectos británicos de investigación realizados entre 1996 y 2006 con monos no dieron lugar a avances científicos ni sociales.
Es decir, este menos del 0,1 por ciento supone que se torturan en balde la friolera de 2.
640 primates, de los 3,6 millones de experimentos con primates llevados a cabo cada año en el Reino Unido.
En la otra cara de la moneda, durante este tiempo hubo experimentos que se consideraron buenos, incluso excepcionales.
Pero, en general, aunque en su mayoría tenían valor científico, sólo “unos pocos” supusieron un avance de la medicina, según este estudio dirigido por el profesor Patrick Bateson, presidente de la Sociedad Zoológica de Londres y etólogo de la Universidad de Cambridge.
¿Y el sufrimiento? Este punto del estudio me parece el más tremendo.
Defensores de los derechos de los animales han definido el documento como una “visión escalofriante de lo que es la investigación con animales”.
Como el país prohibe investigar con grandes simios, como chimpancés y gorilas, los experimentos usan y abusan de especies como los monos tití o los macacos, sobre todo en estudios de la infertilidad, inmunología y enfermedades del cerebro.
Las investigaciones sobre Alzheimer, Parkinson y otras enfermedades del cerebro son especialmente crueles con los animales.
Patrick no desaconseja su práctica, pero sí hizo algunas recomendaciones, como intentar emplear técnicas menos invasivas con el animal y prescindir de ellos si fuera posible.
Por su parte, los partidarios de la experimentación animal sostienen que la experimentación debe continuar porque la ciencia no siempre produce un beneficio inmediato.
En las antípodas, la Unión Británica para la Abolición de la Vivisección ha manifestado que el estudio demuestra que los reglamentos protectores de los primates “están fallando “.
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