Cazadores furtivos los hay de varios tipos, y también corren distintas suertes.
El de la noticia de hoy era un hombre que fue a recoger almejas y acabó disparando y jamándose un tigre indochino.
Ésta es, al menos, la versión que Kang Wannian contó al juez, que lo sentenció a 12 años de cárcel y una multa de 84.
000 dólares.
¿Fue a coger almejas y actuó en defensa propia o se trata de una excusa para no desvelar sus verdaderas intenciones? Sea o no un cuento chino, lo cierto es que el hombre mató y se comió al que posiblemente fuese el último ejemplar salvaje de tigre indochino.
Una acción que Kang Wannian ha pagado muy caro.
Kang era un campesino de la aldea de Mengla, pueblo de la provincia de Yunnan.
Él asegura que aquél día tuvo un buen disgusto, y no una gran alegría, cuando logró derribar al tigre.
Corría el mes de febrero, y cuenta que el suceso ocurrió mientras recogía moluscos de agua dulce en una reserva natural cercana a la frontera con Laos.
Sin embargo, parece que sus declaraciones no han resultado demasiado creíbles, pues el tribunal ha sido inmisericorde con él, sentenciando también a los cuatro hombres que le ayudaron a descuartizar al tigre por “encubrir y ocultar hechos delictivos”.
Irónicos, los fiscales alegaron que Kang no necesitaba armas para recoger almejas.
La sentencia le obliga a ingresar en prisión por tratarse la víctima de un ejemplar en peligro de extinción.
Y, muy sospechoso: no hay pruebas, pero el único ejemplar del tigre conocido, fotografiado en 2007 en la misma reserva, no ha vuelto a ser visto desde que Kang se dio aquél festín.
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