Mañana, 28 de marzo, está previsto que se realice un apagón a nivel mundial de una hora de duración para celebrar la Earth Hour (Hora de la Tierra), un evento organizado por WWF para luchar y sensibilizar contra el cambio climático.
Pues bien, China se ha borrado de la convocatoria y no apagará las luces de sus edificios más emblemáticos ni pedirá a sus ciudadanos que lo hagan.
El motivo es que coincide con el nuevo día festivo implantado por Beijing: el “Día de la Emancipación del Siervo”, aniversario de la disolución del antiguo gobierno tibetano por las fuerzas ocupantes chinas.
Pues resulta que las autoridades chinas han dicho a periodistas y estudiantes que no apaguen ni una bombilla.
Que la imagen de ciudades y universidades sumidas en la oscuridad no encaja con el día de fiesta y celebración que tenían planeado.
Que les da bastante lo mismo que el secretario general de Naciones Unidas, el señor Ban Ki-moon, haya pedido a la población mundial que se sume a la Earth Hour.
Que a quién le importa que la Earth Hour se prevea que sea la mayor muestra de preocupación por el cambio climático a nivel global jamás acontecida.
Que no.
La organización, como decíamos a cargo de WWF, espera que nada menos que mil millones de personas se sumen al apagón mundial que tendrá lugar a las 8:30 pm según hora local de cada sitio.
Se sabe que el edificio de la ópera de Sydney, la torre Eiffel, el Empire State Building, la Sagrada Familia barcelonesa, o el Kremlin moscovita, quedarán a oscuras cuando llegue el momento.
Desgraciadamente, en la Ciudad Prohibida, por poner un ejemplo, tendrán todas las luces, los aires acondicionados, los ordenadores, los hornos, la música, las teles, los gatitos eléctricos esos que saludan con el brazo, todo, todo, todo, estará encendido, oye, a tope, que para algo es día de fiesta.
Menudo problema de calendario.
Resulta que el Earth Hour se celebra, desde hace tres años, el último sábado de marzo.
Y justamente este año ha tenido que coincidir con el favor de liberación que les hicieron los chinos a los tibetanos, que para algo se cargaron a la mitad de ellos, pobres esclavos inmersos en el feudalismo.
Como el mundo no se daba cuenta de su bondad, y no paraban de criticarlos por no darse cuenta durante las olimpiadas, pues Beijing no tuvo otro remedio que inventarse, este año, tan señalada fecha para celebrar el día en que el Ejército Popular entraba en Tíbet y el Dalai Lama escapaba al exilio.
Ah, el año que viene se podrá celebrar todo porque no coinciden las fechas.
Como curiosidades para cerrar este post, destacar que la emisora de radio-televisión estatal CCTV ha recibido órdenes para que no cubra, como estaba previsto, el desarrollo de la Earth Hour alrededor del globo: harán un resumencillo y andando.
Pero lo que me ha conmovido de verdad, es la contrapropuesta de algunos estudiantes de la Universidad de Beijing tras serles prohibida su participación en el Earth Hour: en su lugar, han organizado una noche de contemplación de estrellas, motivo por el cual se verán obligados apagar las luces para divisar mejor las galaxias.
Bien chavales, bien.
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