¿Los fuegos artificiales contaminan y son dañinos para la salud? Por lo menos los convencionales, sí.
Las sales metálicas que se queman al estallar los cohetes pirotécnicos liberan luz utravioleta que aumenta la contaminación de ozono del aire, según un estudio realizado por la universidad india Jawaharlal Nehru.
Por lo visto, la sal perclorada, uno de los ingredientes principales de los fuegos de artificio, crea un compuesto tóxico al combinarse con los metales pesados que crean el color característico de los petardos.
Y, según David Chavez, químico en Los Alamos National Laboratory, estos tóxicos pueden aerosolizarse y ser respirados, o acabar en la tierra y el agua.
Ahora toca hablar de las alternativas ecológicas en el mundo de la pirotecnia, que las hay.
Según la página web de ciencia Physorg, existen ya algunos que reemplazan el perclorado con materiales ricos en nitrógeno o nitrocelulosa que queman más limpiamente y producen menos humo.
Por ejemplo, la empresa DMD Systems, cofundada por Mike Hiskey, un antiguo químico especialista en explosivos, comercializa fuegos artificiales libres de perclorados y con sólo un 10% de presencia de bario con respecto a los convencionales.
Por su parte, Walt Disney Imagineering, ha creado una nueva tecnología que usa aire comprimida para propulsar los fuegos, con lo que se reduce drásticamente el humo y el ruido que suelen producir.
El gran impedimento para que estos fuegos de artificio ecológicos triunfen es, por ahora, hacerlos competitivos en su coste.
Parece ser que a nivel gubernamental tampoco hay regulaciones de limitación de perclorados que empujen a los productores a buscar soluciones más verdes para la pirotecnia.
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