No quiero frivolizar sobre un fenómeno que debe tener a los japoneses hasta el moño, pero esta noticia me ha recordado automáticamente una serie de televisión japonesa que solía ver cuando era niña: Ultraman.
Ya entonces me parecía una serie rarísima: un tío disfrazado luchando con lagartijas agigantadas por la radioactividad hechas de espuma en un set de cartón.
Confieso que por culpa de Ultraman durante muchos años pensé que los japoneses eran gente muy rara.
En fin, concreto: que Ultraman sería muy útil ahora que las aguas de Japón están sufriendo la invasión de las enormes medusas Nomura.
Y enormes es el adjetivo correcto, creedme.
Las Nomura -en japonés se les llama Echizen kurage- pueden medir hasta 1,83 metros de diámetro y pesar más de 204 kilogramos.
No es de extrañar que estén alejando a los bañistas veraniegos y afectando a la industria de la pesca desde el Mar Amarillo y la península coreana, hasta el Mar de Japón.
Los científicos estiman que seguirán llegando como una armada de ciencia ficción, envenenando peces, pinchando a humanos y -se ha visto- hasta inhabilitando estaciones nucleares si se les cruzan en el camino.
Las Nomura -de las que además se conoce muy poco- suelen quedar atrapadas en las redes de los pescadores.
Cuando esto sucede no sólo destruyen las redes sino que además dejan a los peces con los que tienen contacto pegajosos e imposibles de vender.
En 2005, algunas comunidades de pescadores en Japón reportaron una caída de 80% en sus ingresos.
La invasión actual puede tener sus causas en la sobrepesca, la contaminación e incluso en el aumento de la temperatura del océano, lo cual ha disminuido la población de los peces que suelen comerse a las medusas cuando están en su etapa más pequeña.
Los pescadores japoneses, obligados por las circunstancias, se las están ingeniando para mantener a las Nomura fuera de sus redes.
Hay quien usa cables afilados.
Y si son atrapadas, al menos que sirvan para algo: unos científicos han desarrollado una técnica para extraer colágeno de ellas.
Vía
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