El bisfenol A (BPA) es un compuesto químico poco amigo de nuestro organismo.
Sumándose a la retahíla de estudios que ponen en tela de juicio la seguridad de este producto, usado para fabricar plásticos de uso cotidiano, un nuevo estudio afirma que las mujeres embarazadas corren más riesgo de que el niño tenga sibilancias.
Difundido en la reunión anual de la Pediatric Academic Societies, celebrada esta semana, el hallazgo supone hace luz sobre la potencial peligrosidad de este producto químico en el desarrollo de los fetos durante los primeros meses de embarazo.
Así, la investigación encontró que la exposición a altos niveles de BPA durante los tres primeros meses de gestación hace más probable que su recién nacido experimente sibilancias (un sonido silbante y chillón durante la respiración) durante los primeros tres años de vida.
A los seis meses, los niños tenían dos veces más probabilidades de padecer sibilancias, prolongándose hasta los tres años, pero en las futuras madres expuestas al BPA después del primero trimestre de embarazo, los investigadores no observaron el mismo efecto.
Los niveles de este químico considerados altos en este estudio corresponden a cifras de BPA que van desde 0,4 hasta 37,5 microgramos por litro.
En concreto, el 99% de las madres analizadas tenían niveles detectables de BPA urinaria en algún momento durante el estudio, y los factores asociados con el aumento de sus niveles estaban relacionados con trabajar como cajera, comer hortalizas en conserva y la exposición al humo de tabaco.
¿Cómo reducirlo? Según aconsejan los funcionarios de salud de Estados Unidos, los consumidores tienen en su mano limitar su exposición.
Por ejemplo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos recomienda comprar recipientes de plástico libres de BPA y, en caso de desconocer este dato, y de no encontrar la etiqueta “sin BPA” (tanto en artículos diversos del hogar como en alimentos enlatados o envasados) elegir los envases de vidrio, porcelana o acero inoxidable.
Los expertos también aconsejan evitar poner contenedores de plástico de policarbonato en el microondas, pues las altas temperaturas pueden degradar el producto químico y aumentar las posibilidades de BPA introduciéndose en los mismos alimentos.
Igualmente, optar por las frutas y vegetales frescos o congelados antes que enlatados.
Estudios previos realizados en ratones encontraron efectos secundarios del BPA en el cerebro, el comportamiento y la glándula prostática de los fetos, crías y animales jóvenes.
Otros estudios anteriores advierten que el BPA puede cambiar el comportamiento de las hormonas, y asociándolo con problemas de desarrollo embrionario, metabólicos, fertilidad, autismo, cánceres o hiperactividad, entre otros.
Recordemos que el BPA es un producto químico usado para fabricar plásticos y que se encuentran en cientos de productos para el hogar, incluyendo los contenedores de plástico, el recubrimiento plástico de las latas o los vasos y platos desechables.
A partir de este mes de junio entrará en vigor la prohibición europea en la fabricación de biberones.
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