La compañía Asia Pacific Resources International Limited (April) quiere crear un anillo de plantaciones industriales de árboles en torno al núcleo de la península de Kampar, en Indonesia.
Para preservarla, dice la compañía.
Para recibir dinero, dicen los conservacionistas.
Y es que la compañía espera recibir créditos de carbono por prestar esta protección, bajo el programa de Naciones Unidas que recompensa a los países por la conservación y reforestación de sus bosques, llamado Reducing Emissions From Deforestation and Forest Degradation, o REDD.
Los grupos ambientalistas dicen que las empresas que producen papel, después de años de explotación de los bosques de Indonesia, no deberían ser recompensadas por el programa.
Las empresas productoras de papel argumentan que el Programa de las Naciones Unidas pueden proporcionarles incentivos financieros para conservar los bosques, incluso a medida que expanden sus operaciones, un objetivo apoyado por el gobierno indonesio, que ve en la industria del papel un pilar del desarrollo económico del país.
Si April adquiriese el control sobre el núcleo de la península de Kampar, podría recibir un pago a cambio de la protección que supuestamente brindaría al bosque.
La compañía cree que debe ser recompensada al menos por el anillo de plantaciones, cerca de la mitad del cual son plantaciones de acacia, y la otra mitad bosques naturales o zonas de conservación.
Se espera que el REDD sea parte de un nuevo tratado climático, del cual se espera a su vez que aborde la deforestación, que por sí solo representa 20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Las naciones en desarrollo que preserven sus bosques recibirían créditos de carbono que podrían vender a los países industrializados que buscan satisfacer los objetivos de reducción de emisiones.
La mayor parte de la Península Kampar permanece libre de habitantes humanos, a excepción de los campamentos de pescadores que se pueden encontrar en las calas.
Sin embargo, los madereros ilegales operan en bases establecidas a lo largo de algunos canales y riachuelos.
La mayoría de los expertos cree que, como en las selvas tropicales, la protección de los bosques palustres de turba serán elegibles para créditos de carbono bajo el programa de las Naciones Unidas.
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