Alcalde y residentes del pueblo japonés de Taiji, escenario anual de la matanza de delfines sobre la que se desarrolla The Cove, están decepcionados con el triunfo del documental en los premios que entrega la academia de cine de Estados Unidos.
Consideran que la película es una visión sesgada de una tradición japonesa centenaria, tradición que, han declarado a Associated Press, no dejarán desaparecer.
Tetsuya Endo, profesor de la Universidad de Ciencias de la Salud de Hokkaido que es entrevistado en el documental, ha dicho que se le mintió sobre el objetivo del mismo cuando se le pidió ser entrevistado y cree que los realizadores deberían haber rechazado el Oscar.
El gobierno local ha hecho un comunicado en el que señala que en Japón, y en todo el mundo, hay diferentes costumbres culinarias que es importante respetar y entender, ya que están basadas en tradiciones de larga data.
En Japón como en España, se suelen justificar actos crueles con el argumento de la tradición y la expresión cultural.
Parece que un acto que se realiza durante cien años se gana el derecho de seguir realizándose durante otros cien, por brutal que sea, como si la cultura fuese algo inalterable.
Un amigo que no es vegetariano pero que está consciente de que la mayoría de los animales que se come mueren de forma innecesariamente cruenta y dolorosa, ha hecho la siguiente reflexión: no pidamos a los habitantes de Taijin que dejen de comer carne de delfín pero, ¿realmente perdería tanto la cultura japonesa si se los matase de un golpe rápido y certero, en vez de lacerarlos y dejarlos desangrarse lenta y colectivamente en el mar? Lo mismo aplica para los cerdos, las vacas, los pollos… ¿Es imposible matar a los animales que nos alimentan de otra forma? Es allí cuando la lógica vegetariana toma poder: cuando es imposible hacer una cosa de forma no cruel, es hora de dejar de hacerla.
Pero en el caso de Taijin, hay más.
Quien vea el documental sabrá que los pescadores del pueblo también cazan delfines para venderlos en acuarios y parques del todo el mundo, sitios en los que, perdonad que exprese mi opinión, se mantiene a animales salvajes, hechos por la naturaleza para moverse por espacios tan enormes como los mares, encerrados en piscinas minúsculas y esclavizados a hacer cosas contranaturales para entretener a una multitud que no para de hacer ruido.
¿Es que acaso eso también es parte de la cultura japonesa, española, estadounidense? Pues quizá sí, porque muchas de las terribles noticias que os damos aquí diariamente son evidencia de que el hombre parece haber evolucionado para acabar con las demás especies.
Vía
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