Cumbre internacional para discutir acerca de la situación mundial del agua en Turquía.
Como cada tres años tiene lugar esta reunión o foro organizado por el World Water Council, con sede en Marsella (Francia), que nació con el objetivo de debatir la conservación y gestión del agua.
Hoy abre sus puertas en Estambul con la presencia de miembros del Banco Mundial, del Comité Internacional de la Cruz Roja, del Cuerpo de Ingenieros de EEUU y del presidente iraquí Jalal Talabani, entre otros líderes.
Al agotamiento de acuíferos y de reservas de agua en el mundo, y a la contaminación de la misma, se suma desde hace unos meses la preocupación por la disminución de los fondos para la inversión en infraestructuras de agua debido a la crisis económica y financiera global.
Algo que hace temer problemas graves, especialmente en el sector de la agricultura, para los de siempre: los más necesitados.
De hecho, como ya comentamos, la crisis del agua ya está aquí.
En palabras de Ger Bergkamp, director general del World Water Council, “la situación del agua en el mundo no va en la dirección correcta.
Hay que actuar de forma urgente” (traducción libre).
Mark Smith, jefe de la International Union for Conservation of Nature (red medioambiental con sede en Suiza), lo expresó así: “El cambio climático se hará sentir primero y sobre todo por el agua, ya sea en forma de sequías, inundaciones, tormentas, deshielo o aumento del nivel del mar” (traducción libre).
Y es que como ya hemos venido comentando por Ecologiablog, la situación del agua en nuestro planeta puede tildarse de dramática.
Dos tercios de la población mundial enfrentará cortes en el suministro de agua para 2025 al tiempo que la población crece y los ecosistemas se deterioran, según el mismo grupo medioambiental suizo.
Pero hay críticas contundentes a este foro.
La presencia de grandes empresas suministradoras de agua levanta suspicacias.
Algunas organizaciones no-gubernamentales lo señalan como un vehículo al servicio de las grandes compañías del agua para promover sus intereses a través de la privatización, negando la condición del agua como derecho humano a las comunidades más pobres alrededor del mundo.
“Es en realidad un gran espectáculo del comercio.
Profundamente creen que el agua es un servicio que puede comprarse y venderse”, denunció Maude Barlow, fundador del Blue Planet Project, un grupo con base en Ottawa, Canadá.
Algo similar se reclamaba en la animación Blue Convenant.
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