Las encantadoras estufas de leña combaten bien el frío, pero su confortable calorcillo viene acompañado de un humo de toxicidad mortal que puede provocar cánceres y ataques al corazón, advierten los científicos.
Concretamente, científicos daneses han descubierto que este humo es tan peligroso para la salud como la respiración de las emisiones de escape de un coche, según revela una investigación publicada en el Chemical Research in Toxicology journal.
Quizás estás pensando que no hay para tanto que, al fin y al cabo, quemar leña para calentarnos es algo que se ha hecho desde hace miles de años, y ves alarmista esta investigación, pero consideremos también que hasta hace muy poco no se habían estudiado los efectos nocivos de la inhalación del humo producido por las chimeneas, estufas de leña o las calderas.
El científico danés Steffen Loft, director del estudio, afirma que inhalar las partículas invisibles que se encuentran en el humo puede provocar enfermedades mortales de corazón y cáncer.
Según sus hallazgos, las minúsculas motas que hay en el humo llegan hasta las partes más profundas de los pulmones.
Loft compara estas partículas con otras similares salidas de los tubos de escape de los vehículos a motor y las plantas de electricidad alimentadas con carbón, y que un sinfín estudios relacionan con enfermedades del corazón, asma, bronquitis, cáncer y otros graves problemas de salud:Las partículas de humo de leña sin duda puede hacer que contraigamos una fatal enfermedad cardíaca o pulmonar.
Observé cómo las células humanas que fueron expuestas a ellas sufrieron importantes daños en el ADN, inflamaciones y se produjeron mutaciones comparables con los efectos de las partículas emitidas por el tráfico.
De hecho, y aunque aún no podemos dar detalles de niveles de riesgo, en los países donde las cocinas son de leña y también calientan los hogares, el humo provoca enfermedades.
(Traducción libre)Otro problema detectado por el profesor Loft fueron los cultivos cercanos a zonas donde hay humo de leña, contaminándolos y provocando daños en el ADN de las células del hígado.
¿Soluciones para evitar la emisión de este veneno? Lógicamente, reducir al máximo tanto la exposición como el nivel de emisión, y un modo sencillo de lograr esto último es conseguir una combustión con buen suministro de aire, utilizando sólo madera seca cortada en trozos pequeños.
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