Nueve semanas después de que se produjera una ruptura y consecuente fuga de petróleo en una plataforma de perforación submarina en el Mar de Timor, al Noroeste de Australia, las consecuencias medioambientales comienzan a hacerse evidentes.
La zona se ha convertido en un cementerio de aves marinas.
Los científicos advierten que el peligro es inminente para otras criaturas del mar.
La plataforma de perforación no ha dejado de vomitar petróleo y gas en el océano.
Sin embargo, la magnitud del desastre no se había apreciado hasta ahora debido a que la explotación está 155 millas mar adentro.
Ahora, un equipo del Fondo Mundial para la Naturaleza -World Wide Fund for Nature (WWF)- ha viajado allí y constatado la dramática situación.
La fuga equivale a dos mil barriles de petróleo diarios, derramándose en una zona rica en vida marina: delfines, tortugas y aves marinas migratorias, siendo estas últimas la primera señal de alarma debido a que se posan sobre el mar y entran en contacto directo con el petróleo.
Ha sido el peor derrame que se ha producido cerca de las costas de Australia en los últimos 40 años.
La WWF advierte que la combinación de petróleo y los químicos que están siendo usados para dispersarlo podría afectar las poblaciones de peces y otras especies marinas durante generaciones.
Tras tres intentos, los operadores del campo petrolero, PTTEP Australasia, no han conseguido cerrar la fuga.
Los ingenieros dicen que han llegado a pocos centímetros de la meta, y tratará de nuevo este fin de semana.
Trescientas personas están trabajando en el problema, con 17 embarcaciones y nueve aviones desplegados hasta ahora.
Vía
La falta de información y la crítica a la gestión del Gobierno central tras la catástrofe
Aprovechando las características extremas del sitio, un artista local decidió plantar un árbol en medio del mar Muerto para concienciar a los turistas.