Nicolás Maduro se declara ganador de las elecciones en Venezuela, enfrenta acusaciones de fraude y denuncia un "intento de golpe de Estado fascista".
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Nicolás Maduro denuncia un «intento de golpe de Estado fascista»; tras las protestas masivas destinadas a expresar el descontento con lo que se considera un fraude.
Maduro denuncia golpe de Estado
Después de la reciente jornada electoral en Venezuela, Nicolás Maduro se autoproclamó nuevamente como el ganador y presidente electo del país.
«El poder soberano electoral de Venezuela ha dictado su veredicto, el cual recibo con la humildad de un obrero», fueron sus palabras.
Con un 51% de los votos, Maduro asumirá de nuevo la presidencia del Estado.
Sin embargo, la oposición rechaza el resultado y acusa de un fraude electoral masivo.
Las calles se llenan de protestas
El anuncio del escrutinio ha desencadenado protestas en todo el territorio venezolano.
Las calles se han visto invadidas por barricadas, incendios y caceroladas, manifestaciones destinadas a expresar el descontento con lo que se considera un fraude.
Maduro, en respuesta, califica estas manifestaciones como una «película» y afirma tener la capacidad de enfrentar a los violentos.
Además, señala que los manifestantes son «comandos» y grupos de extrema derecha financiados por Estados Unidos.
Según el presidente venezolano, detrás de las protestas se encuentran «los mismos grupos dirigidos por el imperialismo norteamericano» que orquestan un plan golpista contra su gobierno.
Reacciones Internacionales y expulsión de diplomáticos
En su primer día tras ser proclamado presidente electo, Maduro ha anunciado la expulsión de los embajadores de Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.
La vicepresidenta de Chile ha calificado esta medida como «vergonzosa».
El presidente argentino, Javier Milei, ha declarado que no reconocerá otro supuesto fraude, exclamando: «¡Dictador Maduro afuera!».
Luis Lacalle Pou, mandatario de Uruguay, ha expresado su desacuerdo, afirmando que el proceso electoral estuvo claramente viciado y que no se puede aceptar un resultado en el que no se confíe en el procedimiento.
Panamá, por su parte, ha suspendido las relaciones diplomáticas con Venezuela en respuesta a esta decisión.
Mientras tanto, España ha expresado su preocupación por las acusaciones de fraude y ha instado a las autoridades venezolanas a asegurar la transparencia del proceso electoral y permitir un conteo detallado de los votos.