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Por amplio margen, el expresidente Donald Trump y el presidente de los Estados Unidos Joe Biden vencen en las elecciones primarias en Michigan; pero no logran convencer.
El pasado martes, las primarias de Michigan han consolidado la posición de Joe Biden y Donald Trump como los principales contendientes de los partidos Demócrata y Republicano, respectivamente.
Ambos lideraron con amplios márgenes de votación; reafirmando su estatus como favoritos para la contienda presidencial de noviembre.
Donald Trump emerge victorioso, aunque se enfrenta a un panorama más complicado dentro de su partido.
A pesar de su fama y presencia constante en los medios desde los ochenta, Donald Trump no ha logrado el apoyo abrumador que se esperaba en Michigan, un estado en el que sorprendentemente ganó en 2016.
Aunque ha vencido a su rival republicana Nikki Haley con un 68,2% de los votos, este resultado está lejos de ser el triunfo rotundo que necesitaba para demostrar un respaldo unánime dentro de su partido.
La presencia de casi un tercio de republicanos que no lo apoyan suscita dudas sobre su capacidad para unificar al electorado conservador en noviembre.
Por su parte, Joe Biden a pesar de enfrentar críticas significativas, especialmente de la comunidad árabe de Michigan por su gestión del conflicto en la Franja de Gaza, logró un 80% de los votos.
La opción «no alineado», que representaba una forma de protesta en favor de la causa palestina, alcanzó el 14,8%, dejando al otro candidato demócrata, Dean Phillips, con solo un 2,8% del apoyo, de acuerdo con datos de CNN.
La falta de participación de los jóvenes, crucial para la campaña de Biden; añade otra capa de incertidumbre a la contienda electoral.
Los jóvenes, desilusionados por diversas razones, incluyendo el apoyo de Biden a Israel en el conflicto de Gaza, no están acudiendo a las urnas.
Este fenómeno, combinado con el poder de los sindicatos y la significativa población de origen árabe en Michigan, podría ser determinante para el futuro político de Biden.
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