La ola de protestas de los agricultores llega a Bruselas, desde distintos puntos de Europa, para reclamar medidas y mejoras para el campo.
La ola de protestas de los agricultores llega a Bruselas desde diferentes lugares de Europa y rodean el Parlamento Europeo.
Protestas de agricultores llegan a Bruselas
Los agricultores de toda Europa han llevado su lucha hasta Bruselas; desafiando el clima y la distancia.
Al menos un millar de tractores han llegado desde distintos puntos del continente.
Su objetivo: bloquear la ciudad y hacer oír sus voces en el lugar donde se deciden las políticas que afectan directamente sus vidas y su trabajo.
Desde las primeras horas de la mañana, las bocinas de los tractores resonaron en los alrededores del edificio principal de la Comisión Europea.
Los agricultores, armados con pancartas y su firme resolución, han rodeado el Parlamento Europeo.
‘Esta no es la Europa que queremos’, «Hartos de promesas, queremos actos», son algunos de los lemas de sus pancartas.
Protestas frente al Parlamento Europeo
La Plaza de Luxemburgo se convirtió en el epicentro de la manifestación.
Allí centenares de tractores se congregaron a primera hora de hoy jueves para reclamar atención a sus demandas.
Exigen el cese de los acuerdos de libre comercio perjudiciales para el sector, como el del Mercosur, y una flexibilización de las cargas burocráticas impuestas por las normativas medioambientales.
La policía de Bruselas, anticipando la magnitud del evento; reforzó su presencia, asegurando que las voces de los agricultores sean escuchadas sin alterar el orden público.
No solo se trata de una manifestación europea, sino que también cuenta con una significativa participación española.
Agricultores y ganaderos de España, representados por organizaciones como COAG, Asaja y UPA, se han sumado a la movilización para exigir medidas que garanticen la sostenibilidad de su trabajo frente a las adversidades climáticas y económicas.
Este viernes, se reunirán con el ministro Luis Planas para buscar soluciones inmediatas a los desafíos que enfrentan, incluyendo los derivados de la sequía y los costes de producción aumentados por la crisis ucraniana.
