En una respuesta urgente a la creciente crisis de incendios forestales, Colombia declaró el jueves un estado de «desastre y calamidad pública».
Este anuncio, motivado por la disminución de las lluvias y el aumento de las temperaturas debido al fenómeno de El Niño; viene acompañado de un llamado a la ayuda internacional.
El gobierno, liderado por el presidente Gustavo Petro, elevó la cifra de incendios activos de 25 a 31, a pesar de haber controlado nueve emergencias en las últimas horas.
Aunque no se ha ordenado la evacuación de poblaciones, el presidente Petro ha activado los protocolos para solicitar asistencia internacional, dirigiéndose a organismos como las Naciones Unidas y la Unión Europea.
Países como Chile, Estados Unidos, Perú y Canadá ya han respondido al llamado.
Francisco L. Palmieri de la Embajada de EE.UU. en Colombia confirmó la disposición de su país para ayudar, destacando las conversaciones en curso para coordinar esta asistencia.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) ha colocado a más de 500 municipios colombianos en alerta máxima por riesgo de incendios.
Esta situación se ve exacerbada por la falta de recursos de bomberos en aproximadamente un tercio de los municipios del país, según la Dirección Nacional de Bomberos de Colombia.
La Procuraduría ha instado al gobierno a aumentar el apoyo a estas unidades, especialmente en los municipios más pequeños.
Los incendios han tenido un impacto devastador en ecosistemas vulnerables, como los páramos, que son fundamentales para la regulación hídrica.
Un ejemplo es el Páramo de Berlín, donde las llamas han destruido hectáreas de frailejones, plantas esenciales para la captura y distribución de agua.
Además, se ha reportado un incendio en la Sierra Nevada de Santa Marta, un área de vital importancia ecológica que incluye nevados y páramos.
Desde la declaración del Fenómeno del Niño en noviembre del año pasado, Colombia ha sufrido 360 incendios forestales que han afectado 7.401 hectáreas a nivel nacional.
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