Las fuertes lluvias registradas durante el pasado fin de semana, en Rio de Janeiro, Brasil , que han dejado por lo menos 12 muertos, han obligado al país a decretar el estado de emergencia.
Río de Janeiro enfrenta un estado de emergencia desde el lunes tras las torrenciales lluvias del fin de semana.
La ciudad brasileña y sus alrededores se han visto gravemente afectados, con un saldo de 12 muertos, una persona desaparecida y cientos de damnificados.
Los barrios del norte de la capital y varios municipios de la zona metropolitana son los más afectados.
El temporal, que azotó desde el sábado por la noche hasta la madrugada del domingo, ha causado estragos en Río, la ciudad más emblemática de Brasil.
La Defensa Civil informó sobre deslizamientos de tierra, caídas de árboles y extensas inundaciones que afectaron incluso varios centros de salud.
A pesar de la reapertura de la Avenida Brasil y la normalización del servicio de trenes y metro, el alcalde se vio forzado a decretar el estado de emergencia, cerrando parques y cancelando eventos culturales.
Los residentes de la ciudad, especialmente en el área metropolitana y en Duque de Caxias, se despertaron el lunes con sus calles transformadas en verdaderos ríos.
Los esfuerzos de rescate y asistencia han sido incesantes. Más de 2.400 bomberos han atendido cientos de emergencias, con el apoyo de tecnología como drones.
El Gobernador Cláudio Castro informó en una rueda de prensa sobre el despliegue de ayuda a los afectados, incluyendo alimentos, suministros básicos y maquinaria pesada para remover escombros.
Sin embargo, la cifra de damnificados, estimada en 600, podría aumentar.
A pesar de que el sol ha vuelto a brillar, las autoridades mantienen alertas altas por riesgos de deslizamientos de tierra en varias zonas; incluyendo la capital y municipios como Duque de Caxías y Niteroi.
La búsqueda de una mujer desaparecida continúa, lo que podría elevar la cifra de víctimas mortales a trece.
Cinco muertos y casi 400 evacuados al chocar un avión comercial con una aeronave de la Guardia Costera en un aeropuerto de Tokio, Japón.
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