Bernardo Arévalo de León ha sido investido hoy como presidente de la República de Guatemala para el periodo 2024-2028.
El acto que se desarrolló en el Teatro Nacional de la capital guatemalteca; estuvo marcado por un retraso de 10 horas y una transición llena de obstáculos.
Junto a él, Karin Herrera asumió el cargo de vicepresidenta; en un evento que estuvo al borde de no realizarse debido a los intentos de algunos sectores de impedir su acceso al poder.
«Nunca más el autoritarismo», proclamó Arévalo en su primer discurso como jefe de Estado, resaltando su compromiso con la democracia y la lucha contra la corrupción.
El nuevo presidente, un académico de 65 años, simboliza un cambio significativo en la política guatemalteca, enfatizando la necesidad de un gobierno transparente y justo.
La ceremonia de traspaso de poder se vio afectada por la ausencia del presidente saliente Alejandro Giammattei, quien decidió no asistir personalmente al Congreso, delegando la entrega de los símbolos de la presidencia a su secretaria.
Este hecho añadió más tensión a una jornada ya complicada por las maniobras políticas para retrasar el evento.
Estas manifestaciones reflejaron la creciente preocupación por los intentos de alterar el proceso democrático, con Arévalo mismo denunciando en redes sociales los intentos de vulnerar la democracia con ilegalidades y abusos de poder.
Delegaciones internacionales presentes en Guatemala emitieron una declaración conjunta exigiendo al Congreso que respetara su mandato constitucional de transferir el poder a Arévalo.
Este llamado subrayó la importancia de respetar la voluntad del pueblo guatemalteco expresada en las elecciones, consideradas justas y transparentes por observadores internacionales.
A la ceremonia fueron convocados nueve líderes mundiales, incluyendo a figuras destacadas como el rey Felipe VI de España, así como los mandatarios de Chile; Gabriel Boric; de Colombia; Gustavo Petro; y de Panamá, Laurentino Cortizo, entre otros dignatarios.
Además, asistió Josep Borrell, quien desempeña el cargo de alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
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